No a los transgénicos en Yucatán

Por Eduardo Lliteras Sentíes



“No a los transgénicos de la transnacional Monsanto en Yucatán”, reiteraron la Asociación Mexicana de Exportadores de Miel de Abeja, la Unorca y MA OGM en conferencia de prensa en Mérida.

Colectivo MA OGM (Mérida Anti Organismos Genéticamente Modificados)
Ante la inminencia de la sentencia que emitirá el juez Primero de Distrito en Mérida, señalaron que el expediente contiene elementos contundentes que demuestran las violaciones al procedimiento legal para favorecer notoriamente a la trasnacional Monsanto, que intenta apoderarse del mercado de las semillas del país y de la Península de Yucatán.

Insistieron en que Monsanto, con falsedades, chantajeando con el fantasma del hambre, pretende imponer su modelo de semillas transgénicas que es contaminante y destructor de la biodiversidad mediante patentes.
Puntualizaron que dicho esquema de negocios de la Monsanto niega a los campesinos, entre otros derechos, el usufructo de la capacidad reproductiva de los granos que ellos mismos siembran y cosechan. Y afectará a la industria de la miel y a las miles de familias indígenas que producen el dulce en Yucatán y en los otros Estados de la Península.

Asimismo, susodichas organizaciones dijeron que está plenamente probado que no se respetó por parte de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat las opiniones de instituciones como la Conabio, el INE o la Conamp, las que tienen credenciales plenas para expresarse sobre el tema y cuyas opiniones contrarias a los transgénicos fueron desechadas por la Semarnat por corrupción, según dijeron.

De igual forma aseguraron que la Semarnat y demás instituciones federales admitieron que “no establecieron mecanismos de consulta indígena: no sabíamos que existen indígenas en los municipios del sur de Yucatán”.
 
Así, literalmente, se expresaron las instituciones federales como Semarnat y Senasica, las que dijeron desconocer la existencia de indígenas mayas en el sur de Yucatán en el colmo de la burla.
 
Entonces, preguntamos, ¿para qué tienen una delegación de la Semarnat en el Estado o para qué existe una delegación de la pomposa Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas? ¿Sólo para pagar buenos salarios a sus titulares, mantener a una plantilla de burócratas bien pagados e inútiles?
 
No son preguntas ociosas. La Ley de Bioseguridad obliga a la autoridad a establecer mecanismos de consulta de los Pueblos Indígenas en temas como el de las semillas transgénicas.

Pero en el colmo de la burla, la Semarnat se atrevió a contestar que no sabía de la existencia de indígenas en Tzucacab, Tekax, Peto, Oxkutzcab, Muna, Tixméuac, Santa Elena, Ticul, Tizimín, Halachó y Opichén. Este acto de discriminación fue denunciado ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a la cual se hizo un mensaje de extrañamiento por la tardanza en pronunciarse.

Fuente: www.larevista.com.mx/27wfE

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